miércoles, 2 de febrero de 2011

SEGUNDA INTERNACIONAL

LA SEGUNDA INTERNACIONAL[1]
La historia de la Segunda Internacional será la historia del socialismo a finales del siglo XIX pues la otra gran corriente, los anarquistas, dentro del Movimiento Obrero no estará presentes en la Segunda Internacional.
LA CREACIÓN
Con motivo de la celebración del primer centenario de la Revolución Francesa, los partidos socialistas franceses aprovecharon la ocasión para convocar un congreso socialista y otro sindical en París en 1889, de ellos surgió la iniciativa de recrear la Internacional Obrera.
Así renacerá la Internacional federando a organizaciones socialistas de ámbito nacional que estaban sólidamente arraigadas en sus respectivos países, poseerá, pues, una mayor homogeneidad y dimensión que la Primera Internacional[2] al quedar perfilada como una confederación que agrupaba sólo a partidos políticos semejantes, en consecuencia una mayor homogeneidad en el terreno ideológico por su carácter socialista de inspiración marxista, por tanto los enfrentamientos ideológicos se realizarán ahora dentro de una común referencia al socialismo marxista. Los anarquistas que habían formado parte de la I Internacional fueron definitivamente expulsados de la II Internacional en el Congreso de Londres de 1896.
LA ORGANIZACIÓN
Federación flexible de partidos nacionales autónomos[3] para, a través de congresos trienales[4], conservar un tronco doctrinal común y coordinar acciones de ámbito internacional.
En 1900 se creó el Bureau Socialiste International con sede en Bruselas, integrado por todos los países presentes en la Internacional, mas tarde se constituirán otros organismos[5] vinculados a la Internacional al margen de la creación en 1905 del Secretariado del Bureau.
La II Internacional nunca fue un organismo de dirección del movimiento socialista mundial, sino sólo de intercambio de informaciones y contactos.
EVOLUCIÓN
La Segunda Internacional tuvo una incidencia social muy superior a la Primera Internacional ya que integraba a millones de trabajadores de toda Europa e incluso fuera de ella.
Creó los símbolos más conocidos del movimiento obrero:
·       El himno que lleva su nombre.
·       Proclamación de la fiesta reivindicativa del Primero de Mayo.
Sus primeras reivindicaciones comunes a todo el movimiento obrero serán:
·       Establecimiento de la jornada laboral de ocho horas.
·       Supresión del trabajo a los menores de 14 años. De los 14 a los 15 años jornada de 6 horas.
·       Supresión del trabajo nocturno, excepto donde no pudiera ser posible.
·       Prohibición del trabajo de las mujeres en las ramas de la producción que afecten a su organismo.
·       Supresión del trabajo nocturno a las mujeres y a los hombres menores de 18 años.
·       Descanso ininterrumpido de 36 horas semanales.
·       Prohibición de ciertas industrias nocivas para los trabajadores
·       Supresión del regateo.
·       Supresión del pago en especie y de las cooperativas patronales.
·       Supresión de las oficinas de colocación.
·       Vigilancia en las fábricas por personas elegidas por los obreros y pagadas por el Estado.
·       Celebración del Primero de Mayo.
·       Afirmación de la necesidad de la organización obrera y de su acción política; en contra de los planteamientos anarquistas.
·       Establecimiento de las fronteras y de los puntos comunes con el movimiento sindical, inspirando la fundación de una Federación Sindical Internacional, con sede en Amsterdam.


LOS DEBATES IDEOLÓGICOS
A)  Sobre la colaboración del movimiento obrero con la izquierda burguesa. (Ver apartado de los debates ideológicos Internos).
B)  Sobre el colonialismo.
Posiciones:
a)  Quienes consideran el colonialismo como un hecho histórico positivo y sólo aspiran a humanizar sus formas.
b)  Quienes denuncian sus excesos y ambigüedades sin llegar a condenarlo en principio y proponen darle una orientación emancipadora mediante un régimen socialista.
c)  Quienes consideran el colonialismo como una forma de explotación destructiva consustancial al capitalismo y lo condenan sin paliativos.
Será esta última postura, defendida por Kautsky, la adoptada por el congreso de Stuttgart de 1907.
C)  Sobre los cambios experimentados por el capitalismo y la evolución de las perspectivas socialistas.
Se tomaron medidas generales para hacer que el trabajador lleve una vida digna: Jornada de 8 horas, descanso semanal suficiente, educación, asistencia sanitaria adecuada, (ver apartado anterior) etc.
D) El sentido y la eficacia de la huelga general.
E)  Las amenazas de guerra entre las potencias europeas y las formas de hacerle frente.
Se discutió mucho en los congresos acerca de los métodos que se podían utilizar para impedir la guerra. Propuestas:
a)  En 1907 se plantea la guerra como una emanación del sistema capitalista, y se acuerda la huelga general indefinida para el caso de que estallara la guerra.
b)  A partir de 1907 se plantea, entendiendo que el capitalismo da una dimensión planetaria a la lucha de clases, convertir la guerra entre potencias imperialistas en una insurrección socialista interna contra los Estados burgueses beligerantes[6].
c)  En 1912 se establece claramente un antibelicismo de la Internacional[7]
En síntesis, la guerra no favorece a los trabajadores sino todo lo contrario, así pues, se decide no favorecer el militarismo de los estados.
LOS DEBATES IDEOLÓGICOS INTERNOS
La Segunda Internacional tampoco estuvo exenta de debates ideológicos internos, con dos corrientes una revolucionaria y otra revisionista a cerca de colaborar en defensa de la democracia y conseguir mejoras sociales con los partidos burgueses de izquierdas.
a)  La tendencia más ortodoxa y centristas, representada por K. Kautsky, defendía el carácter inevitable del derrumbe del capitalismo y por lo tanto una posición de quietud y espera. Posición que revela la expresión kautskiana que define el SPD[8] como un “partido que, aunque es revolucionario, no hacía la revolución”.
b)  La tendencia revisionista que tiene en E. Bernstein el principal exponente, y que defiende la necesidad de actuar directamente en la vida política para lograr reformas sociales, lo que suponía establecer alianzas del socialismo con partidos no obreros.
Las posiciones revisionistas fueron rechazadas contundentemente en el Congreso de París de 1900 ( y condenado en el Congreso de Amsterdam de 1904) “ ningún socialista podía formar parte de un gobierno burgués” y de hecho, en toda Europa, ningún político socialista participó en los gobiernos burgueses  (salvo el caso de Millerand en Francia). Este pasó será dado por primera vez en la época de entreguerras.
EL FIN
El fuerte condicionamiento nacionalista que gravita sobre algunas organizaciones (la alemana y la francesa) en el seno de la Internacional marcarán el fin de la Internacional. Así en julio y agosto de 1914 todos los mecanismos creados por la Internacional para impedir la guerra dejaron de funcionar, pues el sentimiento patriótico, entretenido por años de propaganda y exacerbado por la presión del ambiente, pudo más que cualquier otra consideración racional. Bajo la etiqueta de la unión sagrada los partidos socialistas de los países beligerantes empiezan a colaborar con sus gobiernos y votaron a favor de los créditos militares de sus respectivos países. Así pues, la guerra, nuevamente, fue el  agente divisor del movimiento obrero internacional.


[1] Durante su cuarto siglo de existencia fue conocida con el nombre de Internacional Obrera, el apelativo de Segunda Internacional le fue atribuido tras su disolución en 1914, para diferenciarla de la Primera Internacional, la fundada por Marx, y de la Tercera Internacional, la Internacional Comunista creada por Lenin en 1918.
[2] En la I Internacional dominaba la heterogeneidad, partidos obreros, socialistas, anarquistas, sindicatos, movimientos progresistas, etc..
[3] En 1879 en España se formó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en 1888 la Unión General de Trabajadores (UGT).
[4] La II Internacional celebró ocho congresos: Bruselas (1891), Zurich (1893), Londres (1896); París (1900); Amsterdam (1904); Stuttgart (1907); Copenhague (1910) y Basilea (1912).
[5] La Comisión Socialista interparlamentaria, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, Federación Internacional de la Juventud Socialista.
[6]  Tesis defendida por un grupo de izquierda revolucionaria entre los que se encuentran R. Luxemburg, Lenin y Pannekoek..
[7]  El Congreso de Basilea de 1912 fue una clara manifestación antibelicista del Movimiento obrero Internacional.
[8] Partido Socialista Alemán.

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